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Toda composición parte de una idea… una matriz generadora de parámetros y reglas que establecen el desarrollo de un algo. El ordenamiento es una regla que esta presente en todas las fesetas de lo que existe inclusive en la arquitectura. El primer encuentro que se tiene con un esquema de orden dentro de la concepción del espacio es el partí, una idea base y guía de lo que se quiere lograr tanto morfológica como compositivamente. Este ordenamiento de parámetros y guías se nutre de nociones contextuales, la función del espacio, la historia y otros factores para establecer los principios de exploración a la hora de definir un orden.
Se suele asociar la palabra orden con la repetición de elementos, el ritmo, la simetría y la ortogonalidad. Sin embargo, la realidad es que todo lo mencionado son más bien aspectos compositivos, que en esencia sí forman parte del ordenamiento pero no se limitan a ello. Para lograr manifestar respuestas arquitectónicas y su ordenamiento es necesario usarse de dos verbos “derivar y desviar”. Es esencial reconocer qué ideas se derivan del orden conceptualizado y cuales se desvían de él para lograr definir un esquema. El Centro Kursaal del arquitecto Rafael Moneo y el Museo Guggenheim de Bilbao del arquitecto Frank Gehry proponen una dicotomía interesante para poder comprender las nociones de ordenamiento.
La comparativa de estos proyectos surge a raíz de sus similitudes contextuales, pues ambas obras se encuentran en un solar con forma triangular, contextos urbanos y próximos a cuerpos de agua. Moneo, arquitecto basado en una práctica más académica de líneas y planos rectos y Gehry con una práctica más escultórica y artística que se dirige a un plano más emocional proponen esquemas totalmente singulares. Ambos ordenes de las obras parten de una noción similar: “la fragmentación y montaje”. Por un lado el orden de Moneo parte de duplicar volúmenes simples trabajando una composición más simple, mientras Gehry trabaja con una serie de formas que se juntan y fusionan entre si de manera más “accidentada”. De esta forma, se ejemplifica de manera tangible como dos corrientes y estilos opuestos encuentran un área en común dentro del orden.
Es vital visualizar el carácter compositivo y morfológico que brinda el ordenamiento como un entero. Esa idea inicial de la que se buscaba “derivar y desviar” se torna en un factor detonante al resto de las respuestas y el ordenamiento de una obra. La estructura, la envolvente, la morfología…en fin todo el carácter compositivo de un proyecto se rige por el orden.
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